Hoy me llevé una sorpresa al encontrar a Princesa Descalza separando los pompones por colores!
Se los había prestado para que jugara con vasos y palitas, y de pronto ella ya estaba trabajando como su hermanito mayor. A pesar de que nadie le había dado instrucción alguna. Casi suelto una lágrima de felicidad.
No me gusta presionar a los niños, prefiero que vayan a su ritmo natural, así que esta es una experiencia muy valiosa para mí. Y es invaluable el haber estado presente en ese preciso momento.
Gracias Dios, por permitirnos educar a nuestros hijos en familia.
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