sábado, 7 de septiembre de 2019

¿Cómo organizamos el año escolar?

El 26 de agosto inicié mi octavo año como homeschooler, ocho años desde que tomamos la decisión de no enviar a nuestros hijos a la escuela, ocho años que han pasado como agua entre los dedos, y así mismo siento que pasa la infancia de los niños; en un abrir y cerrar de ojos.

Todavía ayer en una reunión de amigas una de ellas me preguntó "¿Sigues haciendo homeschool?", jaja, una pregunta que escucho tan a menudo que parece que me preguntaran por una enfermedad que no he superado.

Cuando inicié con la educación en casa, establecí la meta de terminar la primaria con los niños, el mayor está iniciando el quinto grado y me ha pedido que por favor considere hacer homeschool en secundaria también. No lo descarto, estoy convencida de que el homeschooling es para mi familia, y si Dios me da la oportunidad, estaremos juntos en secundaria también.

Estos años me han servido para perfeccionar la rutina diaria, pero también me di cuenta de que cada vez es menos caótica la planeación anual del curso, y eso es porque no sigo ninguna curricula en particular, sino que las diseño de acuerdo a los intereses de los niños, la madurez y conocimientos que veo en ellos, y todo lo que sobra, simplemente lo desecho.

¿Cómo organizo el año escolar? 

1. Decido a qué clases vespertinas van a asistir los niños. De acuerdo con su edad e intereses, vemos las opciones que hay de cursos deportivos, culturales y académicos para complementar lo que estudian en casa. Los horarios y ubicaciones de dichos cursos (nunca a más de 25 minutos de distancia de la casa, con tres niños sería una locura para mí) y determinamos a cuáles asistirán, trazando una ruta óptima para dejar y recoger niños.

2. Reciclo. Ideas, materiales, libros que funcionaron, no trato de inventar el hilo negro cada año.

3. Incorporo tendencias. Siempre trato de mantenerme al tanto de las novedades educativas, como podría ser la educación basada en proyectos, alguna aplicación, la idea de una mamá homeschooler, filosofías educativas no recientes pero que desconozco.

4. Planeo las clases. Qué materias van a llevar, qué libros u otros materiales necesitarán. Este año ordené por Amazon una agenda escolar que me ayudó mucho. A veces anoto las páginas de los libros de texto que deben responder, en otras ocasiones sólo el tema. Compro los libros con mucha anticipación, para poder revisarlos y ver qué recursos tendremos que tener disponibles en casa: biografías, mapas, plumas de pájaro, stickers, limpiapipas, fichas, plastilina, cuentas, foami, tela, estambre, botones, cuadernos, hojas de colores, etc. A lo largo de los años hemos construido nuestra propia papelería en casa, cada vez son menos los materiales que tengo que comprar para iniciar el año.



5. Hago horarios. 

8:00 lavarse los dientes/ recoger sus cuartos/ tiempo libre
9:30 desayunar
10:00 homeschool
11:30 snack
1:00 tiempo libre
2:30 comida
4:00 clases vespertinas
7:30 bañarse
8:00 cena
9:00 lavarse los dientes/ rutina para acostarse
9:30 oración y a dormir

Por ahora son pequeños y con 3 horas diarias es suficiente. A veces nos sobra tiempo, porque mis hijos son muy rápidos en su trabajo, a mi hija nunca le sobra, y entonces les digo a ellos que lean o coloren hasta que sea la hora de "terminar clase".

Este semestre asisten a clases de natación a la 1:30 pm lunes y miércoles. Una ventaja de no ir a la escuela es que puedes jugar así con los horarios. Tienen la alberca para ellos solos, 3 maestros y mis 3 hijos, porque son clases personalizadas. Esos días corremos un poquito pero vale la pena ante la seguridad que representa nadar con confianza. Los martes y jueves asisten a clases de tenis y futbol.




La "rutina para acostarse" es un poco de todo: desde que recojan los juguetes que usaron, los zapatos que se quitaron, que se sirvan agua para la noche, ir al baño, contarles un cuento o conversar un poco, lo que sea que los vaya preparando para estar en cama a las 9:30. Hacen sus oraciones, casi siempre le piden a papá o a mí que los acompañemos en esto, me gusta escucharlos porque así me doy cuenta de qué les preocupa, en las necesidades de quién están pensando, escucharlos hablarle a Dios es una manera muy bonita de conocerlos.