Hacer
pizzas o hamburguesas (o cualquier platillo que se les ocurra) es como
armar un rompecabezas. El niño tiene que razonar cómo se preparan las
cosas, qué va primero, que va en segundo lugar y así. Si sucede que él
es el cliente aprende modales y a comportarse: entra al restaurante y
saluda al propietario, se sienta, elige qué quiere y lo pide
amablemente.
En el caso de que le toque ser el
chef, también se le puede cambiar las cosas al "rompecabezas" y el niño
debe descubrir como arreglárselas y resolver el problema, por ejemplo:
"quiero una hamburguesa con doble carne y sin queso, por favor".
Hice estos juguetes de fieltro, son sencillos, baratos y durables, hemos jugado tantas veces con ellos que ya perdí la cuenta.
Agregar accesorios (como la cajita feliz) brinda realismo al juego.
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