Mientras mi hijo mayor (4) trabaja en su libro de maduración, la pequeña (2) ejercita su coordinación y se divierte vertiendo frijoles con palitas o de un recipiente a otro. Y cuando él termina su trabajo, se une al juego.
Es muy entretenido y provechoso, mis hijos estuvieron una hora felices, y en verdad es difícil retener su atención por tanto tiempo.
Las herramientas que utilizaron fueron: palitas, recipientes grandes y pequeños, pinzas como las que vemos en la panadería y una brocha ancha para "barrer" frijoles. No les di cucharas porque mi Princesa Descalza relaciona las cucharas con cosas que se pueden comer, y gracias a Dios no le ha dado por comerse los frijoles crudos.
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