Esta semana tuve que echar mano de dicha cualidad, pues mi hijo menor (de casi 10 meses) se ha vuelto tan activo que necesito dejarlo andar libremente por dos horas para que finalmente a las 10:30 de la mañana sienta sueño y tome una siesta.
Seguramente la mayoría de las mamás que educan en casa pueden estudiar con sus niños mayores y tener al pequeño gateando alrededor de la mesa, pero yo no soy una de ellas. Y mis hijos tampoco: ven al bebé y están sobre él todo el tiempo.
Analizando lo que el fin de semana funcionó, el lunes decidí establecer un tiempo de "recreación y gateo" después del desayuno y antes de estudiar. Lo he convinado con un poco de juegos, pero básicamente me siento al lado de ellos y los veo jugar y gatear alededor del bebé. Los tres gatean de una recámara a otra y supuestamente cuidan al hermanito, aunque ese es mi trabajo, porque en realidad son bastante rudos, y el bebé podría encontrar algún juguete pequeño y metérselo a la boca (esto era más sencillo antes de que el mayor descubriera Lego).
Hasta ahora el tiempo de recreación y gateo ha funcionado de maravilla, incluso ayuda a que, cuando llega la hora de estudiar en libros, McQueen (5), tenga mejor disposición.
Hay que hacer malabares con los horarios para que todos estén contentos y aprendan. Mi bebé, e incluso los mayores, aprenden mientras juegan. Por la tarde tienen un tiempo similar, pero no sé por qué razón, lo dedican más a jugar cada quien con sus juguetes en sus recámaras. Y bebé y yo pasamos la tarde juntos.
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